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vendredi 1 janvier 2016

Una Navidad con Maradona

La historia del primer encuentro entre un joven periodista y el genio del fútbol mundial. De esa noche surgiría después una larguísima relación profesional y personal.

DANIEL ARCUCCI EN REVISTA UN CAÑO* 

La redacción hervía. Es la sensación que tengo ahora y la que tenía en aquel momento. El estrépito de las viejas máquinas Lexikon 80, con sus teclas golpeando contra el papel en blanco; la locura de un día de cierre, con el reloj apurando para que la nota llegue a tiempo; la magia, en definitiva, del sueño cumplido: sentirme un periodista, casi de película.

La redacción de la revista El Gráfico hervía cuando se abrió la puerta de la oficina del director, justo frente a mi escritorio, apenas a un par de metros de distancia. Ceremonioso y afectado, Ernesto Cherquis Bialo hizo un ademán, llamándome. Puse un punto y aparte en lo que escribía –ni recuerdo ahora de que se trataba, pero lo sentía muy importante- y fui, pasando por encima del bolso que descansaba a un lado, con la ropa prolijamente doblada adentro y el pasaje del ómnibus La Estrella, para Puan, en uno de los bolsillos.

Era la noche del domingo 22 de diciembre de 1985, vigilia de Navidad, y no me iba a perder la oportunidad de volver a mi pueblo, para pasar las fiestas con mi familia y mis amigos, para pasear mi orgullo de pibe – con – el – sueño – realizado por las calles que me habían visto partir, apenas cuatro años antes.

Cherquis se dirigió a mí sin tutearme, tal como lo hacía cuando pretendía sumarle trascendencia a algo, rodeado por Aldo Proietto, que era el subdirector, Osvaldo Orcasitas, jefe de redacción, y José Luis Barrio, secretario de redacción. Aquello era algo importante, parecía, más allá de la exageración del director: “Mire, Arcucci, hemos estado conversando, pensando, evaluando y hemos llegado a la conclusión de que sólo usted y nadie más que usted es capaz de hacer la nota que le vamos a pedir. Se trata de una nota diferente… trascendente… fundamental”.

La búsqueda de calificativos y sinónimos era una de las características de sus discursos y en este momento lo exacerbaba. Hasta que remató: “Bueno, lo que queremos es que pase la Navidad junto con Diego Armando Maradona, que está llegando al país. Que esté con él, que nos cuente que come, que dice, que hace, que regalos recibe, que regalos da. Cómo vive él esa noche”.

Rápidamente, creí entender: no es que fuera el indicado para hacer la nota por capacidad; se trataba, simplemente, del único disponible para una tarea que nadie querría hacer, por utópica y por inoportuna: ¿quién, de los más importantes periodistas que en ese momento escribían en El Gráfico, aceptaría pasar la noche de Navidad separado de su familia, trabajando, y encima con pocas posibilidades de ser aceptado como uno más en la intimidad de los Maradona?

(*Del Libro Conocer al Diego – Editorial Planeta 2001)

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